El sentido del olfato es el que nos permite discriminar olores y nos advierte de algunos peligros. Su órgano es la nariz y por el penetran todos los olores que sentimos desde el exterior. El olfato está relegado al fondo y a lo alto de la nariz y está constituido por las fosas nasales que están separadas por un tabique, cada fosa se divide en dos partes: la anterior o vestíbulo que está
cubierta por una membrana mucosa llamada epitelio olfativo; y la posterior
cubierta por una membrana mucosa llamada epitelio olfativo; y la posterior
que está recubierta por la mucosa nasal que es donde se encuentran los receptores olfativos que nos permiten captar los distintos olores. La parte interna de la nariz está formada por dos paredes: la pituitaria amarilla y la pituitaria roja. En la amarilla se encuentran los receptores del olfato, que envían toda la información al bulbo olfatorio (que es donde se recepciona el estímulo, transformándolo en impulso nervioso).
La pituitaria roja está llena de vasos sanguíneos que ayudan a regular la temperatura del aire que entre y sale de los pulmones.
Es importante saber que para que un cuerpo tenga olor es necesario que emita pequeñas partículas químicas que se disuelvan en la mucosidad de la pituitaria. La intensidad de los olores depende de la mayor o menor cantidad de partículas emitidas.
Se sabe que el olfato es el sentido más sensible ya que unas cuentas moléculas bastan para estimular una célula olfativa. Los humanos detectamos hasta 10000 olores pero como las estructuras olfativas se deterioran con la edad los niños suelen distinguir muchos más olores que los adultos.
Además de advertirnos de peligros como el humo y los gases tóxicos, el olfato contribuye con el gusto estimulando el apetito.
Entre algunas alteraciones del olfato está la anosmia, que consiste en la pérdida total del sentido del olor y es causado por una lesión en la cabeza o bien por tumores del surco olfativo. Se conocen tres tipos de esta alteración: el primero es la anosmia congénita, que se determina al momento de nacer porque no se desarrollan las fibras olfativas; otro tipo es la anosmia traumática que sucede cuando la persona sufre algún golpe cerebral y este le causa la falta del sentido; y por último la inflamatoria que es causado por cualquier proceso inflamatorio de la nariz.
A parte de la anosmia también hay otras enfermedades inferiores que afectan a este sentido como pueden ser el catarro, la rinitis alérgica, los pólipos y la sinusitis.
El catarro es la cogestión de las mucosas, lo que provoca la inflamación, secreción y la obstrucción de la nariz.
La rinitis alérgica se produce por una reacción hipersensible en los ojos, la nariz y la garganta al polen o a otras partículas que lleva el aire.
Los pólipos son tumores benignos que surgen sobre mucosas irritadas por estados catarrales frecuentes. Pueden ser numerosos y llegan a obstruir la fosa nasal.
La sinusitis es una complicación de los catarros intensos y mal cuidados, es ocasionada por la inflamación de la mucosa en el interior de los huesos de la cara. A veces se producen derrames purulentos que producen dolor, fiebre y malestar general.
Respecto al desarrollo de este sentido en la infancia los bebés pueden distinguir olores específicos. Por su expresión puede verse como muestran agrado por aromas como la vainilla y fresa, y desagrado por olor a pescado o huevos podridos. También pueden distinguir el lugar de origen del olor.
Se puede observar que si a un bebé no le gusta el olor reacciona moviéndose haciendo un gesto de disgusto o respirando de manera distinta, sin embargo si el olor le gusta su carita se relaja y su expresión se vuelve plácida.
Los bebés de seis días a quienes sus madres amamantaban prefirieron el pecho de las al de cualquier otra mujer, sin embargo, los niños de dos días no mostraban ninguna preferencia, lo que quiere decir que es necesario que pasen unos días para que los niños aprendan el olor de sus madres.
El sentido del olfato nos presenta diversas curiosidades como por ejemplo: el sentido del olfato mejora cuando se inhala con fuerza debido a que más sustancias llegan a los receptores de la nariz, el cerebro puede habituarse a los olores, incluso a los más horribles, simplemente desconecta y cesan de percibirse, el olfato nos permite disfrutar de las comidas, por tal razón, cuando tenemos la nariz congestionada los sabores no se distinguen igual y la comida sabe muy diferente, el olfato es el sentido más perezoso de todos, se cansa y deja de trabajar más rápido que cualquier otro sentido. Entre muchos otros.
bakan
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