Dentro de la educación sensorial podemos encontrar unos objetivos específicos para cada sentido y otros objetivos generales que son establecidos para llevar una perfecta educación en este ámbito en general.
En cuanto a los objetivos específicos para cada sentido vamos a nombrar primero los de la vista:
1. Que sean capaces de percibir las semejanzas y diferencias visuales del ambiente en el que se desenvuelven.
2. Que lleguen a detectar los cambios en el ambiente, en objetos, ilustraciones,…
3. Que distingan las cosas que ven a diferentes distancias, valorando las diferencias del tamaño.
4. Que narren un suceso que han visto.
5. Que sientan curiosidad por observar con detenimiento y describir lo visto.
6. Que distingan y utilicen con propiedad los colores de su entorno.
7. Que discriminen y nombren matices de un mismo color.
8. Que utilicen palabras apropiadas para describir lo que ven en cuanto a forma, tamaño, color, distancia, etc.
Ahora vamos a pasar a los objetivos de la audición:
1. Que por el sonido distingan el cascabel, el cencerro, la campana, las campanillas, el claxon, las personas cercanas, y otros sonidos de la vida cotidiana.
2. Que identifiquen los objetos cuando se mueven.
3. Que reconozcan y reproduzcan sonidos con el cuerpo.
4. Conocer las notas de la escala.
5. Distinguir y reproducir las voces de ancianos, adultos, mujeres, hombres,…
6. Distinguir y reproducir sonidos con diferente intensidad, tonalidad y ritmo.
7. Reconocer y reproducir adivinanzas, canciones, retahílas,…
8. Disfrutar con los fenómenos musicales: audición y producción.
En cuanto a los objetivos táctiles:
1. Desarrollar la discriminación y agudeza táctil.
2. Conocer el propio cuerpo y sus posibilidades táctiles.
3. Utilizar el sentido del tacto para conocer objetos.
4. Apreciar y reconocer cualidades táctiles atendiendo a la superficie, la consistencia, la materia, la temperatura, la forma, la dimensión o la humedad.
5. Desarrollar la memoria táctil.
Por último en los objetivos olfativos y gustativos podemos encontrar:
1. Usar el olfato y el gusto para rechazar productos nocivos.
2. Usar el olfato para identificar estancias y momentos del día: en la calle, en el parque, en la escuela, en la casa.
3. Ampliar el abanico de alimentos, distinguiendo e identificando sabores y nombrando los alimentos cotidianos.
4. Despertar la curiosidad por el descubrimiento de aromas nuevos.
5. Desarrollar la memoria olfativa.
Y ya dentro de los objetivos generales podemos distinguir:
1- Mejorar las capacidades sensoriales del niño.
2- Lograr rapidez en la transmisión sensorial y en la respuesta.
3- Potenciar el desarrollo cognitivo a través de una buena educación sensorial.
4- Mejorar la discriminación de estímulos sensoriales mediante el tacto, la vista, el olfato, el gusto y el oído.
5- Desarrollar la capacidad para estructurar la información recibida a través de los sentidos.
6- Posibilitar el conocimiento de los objetos mediante el contacto directo con ellos.
A partir de estos objetivos la tarea del educador consistirá en desarrollar
actividades que fomenten y ayuden a un desarrollo sensorial, teniendo en cuenta los logros y dificultades de cada uno de los niños. Esto nos lleva a afirmar que el juego es muy importante para el desarrollo sensorial del niño ya que de esta manera mejoramos, aumentamos y prevenimos su salud general y su calidad de vida.
A través del juego el niño se siente valorado, aceptado y reconocido y así su inteligencia florece. Durante los primeros años de vida del niño es donde hay que tener más cuidado y donde más necesario se hace la potenciación de un entorno rico en estímulos adecuados.
El éxito escolar dependerá de cómo estén nuestros sentidos ya que son las vías principales por donde llega la información a nuestro cerebro.
El aprendizaje global sensorial fomentara su inteligencia.
Según vaya evolucionando el niño, sus necesidades educativas irán cambiando y nos plantearemos la pregunta sobre que es más conveniente hacer en cada momento en respecto a las distintas edades.
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